miércoles, 2 de enero de 2013

Propuestas para el nuevo año:

El 2013 empieza, como todos los años, cargadito de propuestas. Yo me pregunto cuántas de ellas cumpliremos. Por ejemplo, yo tengo en mi lista hacer deporte, dieta, estudiar...de momento no he cumplido ninguna y ya estamos casi a día 3 de enero.

Creo que la sociedad nos empuja de manera muy frenética a valores muy materialistas. Y quizá si las propuestas fueran más simples, más llevaderas...podríamos ir cambiando nuestros hábitos poco a poco.

Hace tiempo un amigo me recomendó un libro: Los Cuatro Acuerdos, del Dr. Miguel Ruiz. Los cuatro acuerdos es un ensayo de la soteriología tolteca escrito por el médico mexicano Miguel Ruiz que está basado en la sabiduría de los antiguos toltecas.
Creo que es uno de los mejores libros que he leído. Sólo da 4 pautas, todas lógicas y muy estrapolables a casi todos los aspectos de nuestra vida.(Wikipedia).

El resumen del libro es simple:

Creo que estas cuatro normas, nos pueden evitar problemas de pareja, en el trabajo y en la vida en general. ¿Qué os parece?


Por poner un ejemplo: El libro comenta que las palabras pueden actuar como hechizos, y es cierto que si hay algo que no puedes borrar, son tus palabras. Hay un cuento que circula por la red que tiene mucho que ver con todo esto.


Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos.

Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas lo devastará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.
En cuanto al segundo punto, imaginad que un día vas en tu coche y alguien te pita, te insulta, por un despiste leve...normalmente eso nos enfurece, nos picamos...pero si piensas "es él el que tiene el problema" .Tu indignación se esfumará. Por poner un ejemplo con algo más relacionado con nuesto tema, la sexualidad, imaginaos que sois rechazados por alguien que os gusta. Tenemos dos opciones, pensar que somos unos fracasados (tomándonos el rechazo como algo personal) o bien pensando que esa persona el libre de elegir, y que él o ella se pierden la oportunidad de conocernos.

El tercer aspecto que trata el libro: No adivines ni supongas. ¿No os ha pasado que habéis notado un gesto con vuestra pareja o con algún familiar o amigo que os hace sospechar que le pasa algo? La imaginación empieza a montarse su película: "No le gusto", "Está enfadado conmigo"...y la bola se va haciendo cada vez más grande. Es tan sencillo como preguntar a la persona qué le pasa y contarle cómo nos sentimos. ¿Por qué nos resulta tan complicado hablar directamente y exponer nuestros sentiemientos?

Y por último, y el más complicado de cumplir sengún mi criterio: Haz siempre lo máximo que puedas...uff, aquí yo debería estar aplicándomelo madrugando más, aprovechando más el tiempo...Difícil, ¿verdad?.

Pues hale, Xocolater@s....menos gimnasio, menos dietas...y más hablar de sentimientos y poner nuestra mente en equilibrio. Que lo demás, vendrá rodado.

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